La transferencia embrionaria: un momento clave pero muy sencillo

Después de las pruebas diagnósticas, probablemente una estimulación ovárica o una preparación endometrial, de observar el crecimiento de los embriones viendo los que han ido bien y los que no… por fin… llega ese último paso del proceso, la transferencia del embrión.

Cómo prepararse para la transferencia embrionaria

Siempre debes seguir las indicaciones que te proporcione tu equipo médico, pero suele haber muchos puntos en común. A nuestras pacientes, les damos las siguientes instrucciones:

  • Descansa y estate tranquila los días previos.
  • La dosis de progesterona que te toque antes de la cita para la transferencia, debes tomarla por boca en lugar de vía vaginal (excepto que estés utilizando Cyclogest, en cuyo caso deberá seguir siendo vaginal).
  • Acude a la clínica unos 30 minutos antes de la hora de la cita.
  • Debes venir con ganas de hacer pis (la vejiga debe estar bien llena), excepto si en tu caso particular el equipo te ha indicado otra cosa.
  • No puedes traer ninguna sustancia que desprenda olor (colonias, cremas hidratantes, laca, desodorantes de spray, maquillaje muy fuerte, uñas recién pintadas,…) A los embriones no les hace nada de gracias la presencia de volátiles en al ambiente
  • No olvides traer la tarjeta identificativa del sistema Witness.

Además de las ecografías los días previos, realizaremos un control hormonal para controlar los valores adecuados de las hormonas, como estradiol y progesterona, incluso el mismo día de la transferencia embrionaria.

Pasamos a la transferencia

Nosotros realizamos este delicado proceso en el quirófano, velando así por una limpieza extrema, mayor comodidad para el equipo, y totalmente pegado físicamente al laboratorio. Otros centros pueden tener una sala de transferencia diferente, pero el proceso será muy similar.

Antes de entrar, deberás desvestirte y colocarte una bata desechable, un gorro de quirófano y unas calzas. Entrarás con tu tarjeta Witness en la mano, y al acceder al quirófano, tú misma la colocarás en el lector de la entrada. De esta manera, en el laboratorio se activará la superficie de la cabina para hacer la transferencia de tu embrión.

Cómo transferir un embrión

Te colocarás en la camilla en posición ginecológica, y con la ayuda de un espéculo (como el de las revisiones ginecológicas normales), se limpiará ligeramente la vagina con una gasa y un poquito de suero.

Realizaremos una ecografía por vìa abdominal, donde se visualizará claramente la vejiga llena de líquido (como una bolsa de color negro) y justo debajo estará el útero.

Desde el laboratorio, el embriólogo entregará la cánula externa a la ginecóloga, que de una manera muy delicada, la introducirá por el cuello del útero hasta el tercio final del útero. Esta cánula es hueca por dentro, similar a una pajita, y existen diferentes tipo según la rigidez y forma que se necesite para cada paciente. Este proceso no es doloroso, quizás notes que andamos por la zona, pero nada más.

Cuando la ginecóloga confirma que está en la zona adecuada, avisa al laboratorio para que el embriólogo traiga el embrión.

Llega el embrión

El embriólogo carga el embrión en una cánula aún más fina y lo pasa por dentro de la cánula de la ginecóloga. Ecográficamente se visualiza la salida de la cánula del embriólogo, y cuando están colocados ambos profesionales, se impulsa ligeramente observando en el ecógrafo la salida de un destello de luz. Eso es el medio de cultivo donde el embrión estaba creciendo, y que ahora lo acompañará durante las primeras horas en el útero.

El embrión no se puede ver ecográficamente; su pequeño tamaño, entre 140 y 200 micras, hace que no se vea en la ecografía, pero sí se ve la gota de medio donde está. De todas formas, la ginecóloga retira ambas cánulas y el embriólogo vuelve al laboratorio para comprobar que el embrión no ha venido de vuelta. A veces puede ocurrir, pero no pasa nada. Al visualizarlo en el laboratorio, se vuelve a repetir el proceso.

Y después de la transferencia, ¿qué?

Lo primero es hacer pis. Vaciar la vejiga permite que el útero vuelva a su posición natural, y la incomodidad que producía, se suaviza. Ya podrás vestirte y te daremos cita para la prueba de embarazo (unos 11 días después)

La gran pregunta es, ¿debo hacer reposo después de ponerme un embrión? Y la respuesta es sencilla: no es necesario. Hace unos años se hizo un estudio valorando la tasa de implantación y embarazo evolutivo en pacientes que habían estado en reposo durante horas, minutos o incluso sin ningún reposo posterior, y los resultados fueron los mismos.

Lo que sí es cierto, es que durante los días siguientes, y siempre velando por la salud psicológica también de los pacientes, solemos recomendar un reposo relativo. Básicamente intentando evitar esfuerzos físicos, cargar pesos o situaciones de estrés emocional. Realmente no existe evidencia científica de que pudiera impedir la evolución de un embarazo, pero si el resultado fuera negativo, queremos cuidar esa mente que va a tener tendencia a autoculparse por haber hecho una u otra cosa.

¿Cuánto tiempo dura la transferencia)

Ya ha terminado todo. La transferencia como tal son apenas 2-3 minutos, pero el tiempo total desde llegada a la clínica hasta irse pueden ser 20-30 minutos.

Y finalizamos con un informe completo

Con todos nuestros tratamientos entregamos un informe completo con todos los datos, desde la medicación y dosis, los valores ecográficos, los valores analíticas y por supuesto todos los datos del laboratorio.

Cuando se transfiere un embrión, se facilitan también datos de desarrollo y calidad, y cualquier dato necesario médicamente como raza, edad y grupo sanguíneo de los donantes de gametos en caso de haberse utilizado.

Por protocolo, este informe se envía a los pocos días, sin necesidad de que los pacientes lo soliciten, incluso a veces el mismo día de la transferencia si el laboratorio dispone de un ratito para completarlo.