El ecógrafo: una herramienta fundamental en los tratamientos de reproducción asistida. Nos permite evaluar el estado de salud ginecológico de la paciente y seguir la evolución de los tratamientos de estimulación ovárica o de preparación endometrial. Se ha convertido en una exploración rutinaria, mínimamente invasiva e indolora para la paciente que aporta información crucial.
Sin embargo, y erróneamente, muchas pacientes creen que la ecografía da información de todo. O dicho de otra manera, que si el resultado de una ecografía es “todo está bien” significa más cosas de las que realmente está informando.
Por eso hemos querido hacer referencia a tres errores particulares que no es poco habitual encontrarnos en nuestro trabajo diario, para intentar dar respuesta sencilla y explicación de lo que vemos.
“En el último control ecográfico me dijeron que tenía 15 óvulos y en la punción salieron sólo 11”
Error de concepto. En el último control ecográfico probablemente te habrán dicho que había 20 folículos, no óvulos. El folículo es la estructura (comúnmente la explicamos como una bolsita de líquido) que crece en el ovario y que por ecografía se ve como un círculo negro. Dentro de esta estructura es donde crece el óvulo (generalmente uno en cada folículo) pero ese óvulo no es visible por ecografía. El último recuento ecográfico que se hace antes de programar la punción ovárica es de folículos y por tanto el número de óvulos que finalmente se obtienen puede cambiar ligeramente.
“Durante mi última transferencia embrionaria pude ver en el ecógrafo el embrión dentro de mi útero”
Cuestión de tamaño. Es casi generalizada la utilización de ecografía abdominal durante las transferencias de embriones. Es de gran ayuda para el ginecólogo durante la canalización y posicionamiento en la parte idónea del útero. Del mismo modo, cuando el embriólogo impulsa suavemente el contenido del catéter en esa posición final, se puede ver en la ecografía una pequeña mancha que se mantiene al retirar el catéter de transferencia. Esa mancha corresponde al medio de cultivo que acompaña al embrión; unos 20µl que sí son visibles por ecografía pero no el embrión que va en esa pequeña gota, ya que hablamos de un tamaño aproximadamente de unas 200µm, invisible por muy bueno que sea el ecógrafo.
“En la ecografía siempre me decían que el endometrio lo tenía muy bien. ¿Por qué voy a tener un problema endometrial?”
Falta de información. La valoración del estado endometrial mediante ecografía informa del grosor del endometrio, de la presencia o no de estructuras como pólipos, miomas, etc, o de aspectos de engrosamiento endometrial anómalo. Sin embargo, incluso cuando un endometrio tiene un aspecto “bueno” en cuanto a un grosor superior a 7.0mm con aspecto trilaminar y continuo, la ecografía no informa de otras patologías de carácter, por ejemplo, más molecular. Nos referimos a desplazamientos de ventanas de implantación o a la presencia de patógenos endometriales que dificultan la consecución de un embarazo. Por ello, un endometrio de buen aspecto es un paso muy importante previo a una transferencia embrionaria, pero tras un fallo de implantación o un aborto recurrente, debe sospecharse de que quizás algo más ocurra que una ecografía no ve.